When we are strange,
por Aldo Guerra

Alrededor de la década de los 80’s y principios de los 90’s pensábamos que éramos vulnerables a un cierto tipo de órdenes ocultas en forma de 'mensajes subliminales'. Esa paranoia nos llevó a creer que hasta las canciones más cándidas de la música popular seguían una agenda secreta que aspiraba a convertirnos a todos en autómatas perversos. Agotamos así las discografías en reversa. Escudriñamos los anuncios publicitarios hasta encontrar en ellos alguna imagen o frase cifrada que nos haría caer en las garras de la lujuria, de las compras compulsivas o hasta del mismísimo demonio. La idea pasó de moda, y cedió su lugar a cualquier otra ingenuidad. Sin embargo, algo de aquel ejercicio cuasisiniestro permanece en esta primera muestra individual de la joven artista sonorense Alejandra Avilés. ¿Que podrá estar ella buscando en estas nuevas inversiones de sentido?.

A ella no la caracteriza la ingenuidad. Digamos que tiene más bien una suerte de inclinación por lo inquietante y ha puesto ante nosotros lo que considero son hallazgos de su propia traición. Me explico. Hintikka, un especialista en lógica, decía: "Toda percepción o conocimiento es una respuesta a una pregunta expresa o tácita." Esto es, somos activos participantes de todo lo que vemos, encontramos, escuchamos o entendemos, y traidora es la mente que nos hace creer en la independencia de lo percibido. Veamos entonces.

En la instalación que lleva por título Sentido inverso los lienzos no huyen despavoridos como alimañas trepadoras, tampoco amenazan con colapsarse sobre nosotros, ni mucho menos nos ocultan su cara. No, pero sí. Resulta que ante ellos, somos nosotros los que, amenazados, nos quedamos quietos aquí abajo imposibilitados de ver. En Asuntos no resueltos hay un amplificado y violento corte en el espacio que nos deja irremediablemente reducidos e incompletos. Es justo esa experiencia, difícil de asir, la que establece el tono oscuro de esta muestra: De qué somos causa y de qué somos efecto. No es de sorprenderse que ante la extrañeza pasemos de la risa al miedo con tanta facilidad.

La distorsión y texturas provocadas al fotografiar un monitor más cerca de lo pertinente, nos recuerda que la conexión sentida con los personajes en pantalla es mera ilusión. En una fotografía sin título, aparece la imagen enrarecida de una mujer de recatado vestido al lado de un hombre desnudo, que nos arrojan de vuelta a su propia condición: Cercanos e indiferentes. En cada una de las obras creadas con apropiaciones de imágenes en video, todo referente humano abandona su ser personaje para volverse sujeto de una repetición dramáticamente absurda, y otra vez, nosotros también con ellos. Incontables veces.

Regresando a aquel fenómeno ochentero, resulta adecuado recordar que el "mismísimo demonio" solo recibe órdenes nuestras. Esa doble afirmación se refiere, ni mas ni menos, que a nosotros mismos. Como en el video Alma, es la eterna bofetada que nos propinamos ante el espejo. Lo significativo de la búsqueda de mensajes subliminales no fue 'encontrar' dichos mensajes, sino la búsqueda en sí. Ese juicio implícito en el deseo por excusarnos de actos o ideas de los que también éramos autores.

En el políptico fotográfico de largo título poético, vemos una colección de consecuencias: al esfuerzo-sudor, a la luz-reflejo, al sol-sequía, a la irritación- sangre… ¿O es acaso al contrario? La pregunta es por lo menos pertinente. Vemos siempre sólo síntomas de lo que permanece oculto detrás. A juzgar por las imágenes que completan el tríptico Es más evidente para el oído que para la vista, hasta las plagas apocalípticas llegarán por invocación de un programa amarillista en la televisión. No hay otro camino a la verdad que no sean las evidencias. Más nos vale entonces atender bien a lo que vemos.

Observe usted que aquí no hay nada que esté mal. Este llamado ‘sentido inverso’ que nos presenta Avilés, es la forma correcta de referirse a lo que fue descubierto en su búsqueda. Pregúntese usted que significa todo esto. Corra detrás de su conciencia. Si termina por alejarse, sólo es señal de que Avilés ha hecho bien su trabajo.